Sopa de tortillas colombiana

Sopa colombiana con maíz

Kenji fue director culinario de Serious Eats y actualmente es consultor culinario del sitio. También es columnista gastronómico del New York Times y autor de The Food Lab: Better Home Cooking Through Science.

Todas las patatas son originarias de los Andes, y Colombia tiene una gran variedad de ellas, siendo las mejores las pequeñas, amarillas, cremosas y mantecosas papas criollas. Se comen fritas, asadas con sal, hervidas o -el método favorito de mi mujer- cocinadas en ajiaco, una clásica sopa de pollo y patatas de las montañas que rodean Bogotá.

De ejecución extraordinariamente sencilla (verter y hervir), su atractivo radica en el uso de tres tipos diferentes de patatas, que van de la fécula a la cera. Cuando la sopa hierve a fuego lento, las patatas feculentas se deshacen por completo, espesando la sopa hasta darle una consistencia lujosamente cremosa, mientras que las papas criollas aportan un sabor terroso y mantecoso. Las patatas cerosas permanecen más intactas, añadiendo un contraste de textura. Las guascas, una hierba autóctona de la montaña con un aroma intermedio entre el laurel, la hierba gatera y el perejil, añaden un sabor distinto (se pueden utilizar simplemente hojas de laurel y perejil).

Receta de sopa de pollo colombiana

No existe una definición absoluta de lo que es una sopa: los ingredientes, la cultura, la textura y el sabor varían para producir un plato que puede ser cremoso y espeso, brillante y picante, o caliente y caldoso. Sea cual sea su aspecto o su sabor, la sopa es el lenguaje del hogar.

  Sopa de callo colombiano

Blanca Valencia, Mei Chin y Dee Laffan son tres mujeres de orígenes, países y culturas muy diferentes que comparten su amor por la comida en Irlanda. Procedentes de España, Estados Unidos e Irlanda respectivamente, juntas son las voces que se esconden tras el galardonado Spice Bags Podcast. El podcast se centra en la gastronomía irlandesa desde la perspectiva de las comunidades internacionales que viven y trabajan allí. Valencia, Chin y Laffan describen el podcast en tres formatos: exploraciones en profundidad de una cocina nacional, entrevistas y charlas en las que los anfitriones “bromean” sobre un tema concreto desde su propia perspectiva cultural.

Fue durante una de estas charlas sobre la sopa cuando los tres presentadores encontraron un punto en común en el que podían unirse. Surgió la idea de presentar un libro sobre la sopa centrado en la diáspora internacional en Irlanda. Le presentaron la idea a Kristin Jensen, fundadora de la editorial Nine Bean Rows y creadora de la serie de libros de cocina Blasta Books, que está revolucionando el panorama editorial de libros de cocina en Irlanda.

Sopa de pollo colombiana ajiaco

Las guarniciones dependen de ti. Casi siempre incluyen alcaparras, aguacates y cilantro, y a menudo incluirán una salsa o una crema, que, dependiendo de tu perspectiva, es una crema agria fina o una crema regular espesa.

  Sopa de menudo colombiana

Nosotros utilizamos patatas pequeñas y multicolores para terminar el plato, pero se puede utilizar cualquier mezcla de patatas – sólo asegúrese de no utilizar todas russets. Las patatas rojas, las moradas, las alevines y las Yukon Gold pequeñas son buenas opciones.

La información nutricional se ha calculado a partir de una base de datos de ingredientes y debe considerarse una estimación. En los casos en que se indican varias alternativas de ingredientes, se calcula la nutrición del primero de ellos. No se incluyen guarniciones ni ingredientes opcionales.

Sopas colombianas

El país sudamericano de Colombia es sinónimo de café para la mayoría de la gente. Pero lo que quizá no sepa es que las patatas también son una parte importante de la economía agraria colombiana. Cultivada por primera vez por los incas hace 1.800 años, los sudamericanos reivindican los orígenes de la belladona, que los españoles trajeron a España en el siglo XVI. Así que puede agradecer a países ecuatoriales como Colombia tapas como las croquetas de bacalao y la tortilla de betanzos.

No nos referimos sólo a las tortillas de betanzos que quizá conozca. Desde variedades como las papas pastusa, que se utilizan para sopas y cremas, hasta la papa criolla, muy conocida por su versatilidad, la despensa colombiana está repleta de patatas. Están presentes en todo tipo de platos, desde las empanadas hasta el calentao, un desayuno a base de sobras de carne, arroz y patatas. Pero hay un plato con auténtico pedigrí colombiano que querrá preparar una y otra vez: el ajiaco.

  Sopa de frijoles rojos colombianos

El origen de esta sopa de patatas, que se pronuncia “ah-hyah-koh”, es objeto de debate. Muchos creen que procede de la tribu caribeña de los taínos, de habla arawakana, algunos de los primeros habitantes con los que se topó Cristóbal Colón cuando “descubrió” el nuevo mundo. En realidad, es popular en toda América Latina, pero sobre todo en Colombia, Perú y Cuba.

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