Comenzamos lavando y escurriendo bien las alcachofas. Cuando estén bien escurridas, las pesamos y calculamos la mitad de su peso, esa será la cantidad de azúcar que utilizaremos. En mi caso, pesaron 500 gr y utilicé 250 gr de azúcar.
En un cazo a fuego medio-bajo, ponemos el azúcar, el zumo de limón, las alcachofas cortadas en cuartos y el agua mineral. El agua del grifo sirve, pero reservándola 1 hora antes para que evapore el cloro.
Cocemos en torno a 50 minutos controlando siempre. Si se quedase pronto sin agua, añadir más cantidad de agua, lo importante es que la alcachofa se deshaga casi con tocarla. Una vez reducido al gusto, triturar. Si os gusta más líquida, dejarla con más cantidad de almíbar, si os gusta más densa, menos agua o más tiempo. Tened en cuenta que la mermelada, una vez enfría, espesa bastante.